Desde hace tiempo, los profesionales de la salud, insistimos en los beneficios de una alimentación sana y equilibrada. Cada vez hay más datos que apoyan la teoría de que ciertos componentes de los alimentos pueden predisponer a desarrollar un cáncer y sin embargo otros podrían protegernos.

El estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition) realizado desde 1992 en diez países europeos entre los que se incluye España, ha estudiado el comportamiento de 521.000 personas.

Del total de los participantes, 26.000 han desarrollado cáncer y se ha demostrado que el 30% de estos tumores están relacionados con la dieta y, por lo tanto, son prevenibles. Esta proporción aumenta al 70% si nos referimos a tumores del tracto gastrointestinal.

Existen evidencias que relacionan una dieta rica en grasas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Además, se ha demostrado que un alto consumo de frutas y verduras disminuye este riesgo.

Por ejemplo, el riesgo de padecer cáncer de colon aumenta con una dieta rica en carne roja, pero disminuye si la dieta es rica en fibra y pescado. También disminuye el riesgo de padecer este cáncer si la persona no tiene exceso de peso y realiza ejercicio moderado regularmente.

Muchas verduras tienen fitoquímicos que son sustancias con un importante efecto beneficioso para la salud. Se está investigando para conseguir que la dieta, o la suplementación con determinados compuestos de origen natural puedan ser una parte más del tratamiento contra el cáncer. Las expectativas son muy altas por lo que mientras no se obtengan resultados definitivos merece la pena que nos propongamos comer más sano aumentando el consumo de fibra, de verdura, de pescado, de fibra y disminuyendo las grasas.

¿No estáis de acuerdo?

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