Combatir la astenia primaveral es algo fundamental para poder disfrutar de esta estación sin sus efectos secundarios.
No a todo el mundo afecta de la misma manera la primavera. Pero lo que está claro es que igual que un equilibrio de nuestros ritmos circadianos es importante para nuestra salud y nuestro peso, los ritmos circanuales pueden marcar nuestra salud y nuestro estado de ánimo. Y es que algo tan simple como los cambios de horario y las modificaciones en las horas de luz pueden afectar a nuestro estado de ánimo.
No nos olvidemos tampoco que con la primavera, muchas plantas florecen y aumenta el número de personas con problemas de alergia.
En estos días atrás hemos cambiado de estación, hemos cambiado nuestros relojes y cada día hay más luz y anochece más tarde. Todo esto se suma a los cambios de temperatura que tenemos a diario.
Estos cambios repentinos al entrar en la nueva estación pueden provocar los síntomas típicos de la astenia primaveral: cansancio, agotamiento físico y mental, fatiga… Estos síntomas pueden variar de unas personas a otras.
El organismo necesita de un tiempo – unas dos o tres semanas- para adaptarse al nuevo horario, al aumento de las horas de luz, al cambio de las temperaturas, es decir al cambio de estación. Durante este período nuestro cuerpo pone en marcha una serie de mecanismos para adaptarse, lo mejor posible y en el menor tiempo posible, a las nuevas condiciones.
Este tiempo de astenia primaveral puede considerarse como un trastorno estacional, pues se producen variaciones en el estado de ánimo, período de sueño y en la vitalidad de la persona.
¿Cómo combatir la astenia primaveral?
Contenido del post:
1. Dieta saludable
Una de las soluciones principales para combatir este trastorno es seguir una dieta sana de la que obtengamos la energía y los nutrientes necesarios.
En este caso, la alimentación tendrá que adaptarse al nuevo período primaveral en el que hemos entrado. Necesitamos una alimentación equilibrada rica en energía y rica en alimentos frescos como las verduras y las frutas. Estos nos aportarán las suficientes vitaminas para reforzar nuestro organismo ante el cambio.
Para tener energía durante todo el día no te olvides de tomar tus raciones diarias de alimentos ricos en hidratos de carbono. Ya sabes que los cereales integrales como el pan, la pasta o el arroz y los tubérculos, como la patata o la batata, puedes tomarlos en función del ejercicio físico que hagas. Estos no solo te aportan energía sino también más fibra y más nutrientes.
Incluye también un buen aporte de grasas saludables provenientes del pescado azul, aguacate, frutos secos o del aceite de oliva. Estas son necesarias para la absorción de las vitaminas liposolubles como son la A, D, E y K. Además estas grasas aportan saciedad por lo que también nos ayudan a controlar nuestro apetito en estos días más largos.
En cuánto a las proteínas, combina tanto las de origen animal como las vegetales. Las proteínas son fundamentales en cualquier dieta equilibrada. Además de aportarte aminoácidos esenciales, intervienen en muchas funciones importantes en nuestro organismo como la formación de hormonas o la participación en nuestro sistema defensivo.
Incluir todos los alimentos de temporada, en especial aquellos que por sus nutrientes los consideramos “alimentos anticansancio“, nos ayudará a tener mayor vitalidad y a afrontar esta estación con más energía.
2. Ejercicio físico
El ejercicio físico es básico para combatir la astenia primaveral. Al hacer ejercicio liberas en tu cerebro sustancias que te ayudan a sentirte mejor y más enérgico.
Puede que al principio te cueste, pero ya verás que poco a poco el ejercicio forma parte de tu rutina diaria. Lo ideal es empezar por hacer al menos unos 30 minutos de ejercicio. Hazlos al menos 3 veces por semana. El resto de los días puedes hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico: (caminar a buen paso, correr, elíptica, bicicleta, nadar…). Aprovecha las horas de luz actuales y sal a practicar ejercicio. No te olvides de incluir ejercicios de fuerza a diario, así te asegurarás que no pierdes masa muscular.
Es importante que al menos en casa tengamos una pequeña rutina de ejercicios que podemos hacer al levantarnos o en cualquier otro momento del día por si no nos apetece o no tenemos tiempo suficiente de salir a hacer ejercicio. Seguramente estas tablas de ejercicios puedan ayudarte.
3. Buena hidratación
Una correcta hidratación es fundamental para nuestra salud y para ello lo mejor es beber agua.
Perdemos agua de forma constante y debemos reponerla durante todo el día. Esta pérdida es mucho mayor cuando aumentan las temperaturas ya que sudamos más.
Si estás cansado o con falta de energía te animo a que tomes agua en sus variadas formas, con una rodaja de limón o naranja, con unas hojas de menta… mejor que cualquier refresco, zumos envasados o batidos industriales.
El hecho de elegir el agua como bebida principal para hidratarnos es porque exclusivamente sólo nos aporta agua.
También puedes recurrir a hidratarte con cualquier batido o smoothie saludable que puedas hacer en casa y que contenga fruta y verdura de temporada. Te hidratará a la vez que te aporta nutrientes.
4. Rutina de comidas y de sueño
Márcate un horario de comidas con el que te sientas cómodo en función de cuando tengas apetito, del horario de tu trabajo, de cuando vayas al gimnasio… Esto te ayudará a mantener tu organización, a no sentirte estresado pero sí con más energía.
En cuánto al sueño, dale a tu organismo el descanso que necesita. Aunque haya más horas de luz, establece el horario de irte a la cama intentando descansar unas 7-8 horas diarias. Te sentirás con vitalidad para afrontar el siguiente día. Recuerda que no dormir lo suficiente está relacionado con mayor probabilidad de sobrepeso.
5. Que no te falten vitaminas
Todas y cada una de las vitaminas son esenciales para la vida y para nuestra salud.
Con una dieta sana y variada podemos tener cubierta la cantidad de vitaminas que nuestro organismo necesita para desarrollar todas sus funciones. En caso de enfermedad o dietas deficientes sí que quizás es necesario un aporta extra. Por ello, no tomes suplementos si no los necesitas y más si no es por prescripción médica o seguimiento de un profesional.