Hoy en día, en nuestra sociedad, hay tantas personas con exceso de peso y con dificultad para perderlo, que muchas veces creemos que tenemos algún problema que nos impide adelgazar.
Es importante recalcar que nuestro hábitos dietéticos y nuestra forma de vida han cambiado mucho en los últimos 100/200 años. Hoy vivimos con infinidad de comodidades que no existían antes o que no eran tan accesibles para todo el mundo. Me refiero a objetos tan cotidianos como el coche, el teléfono móvil, la nevera, los supermercados, la lavadora, la luz eléctrica…
Mil inventos que nos han facilitado la vida, pero que han hecho que nuestro acceso a la comida sea mucho más fácil y que nuestra vida diaria sea mucho más sedentaria.
Basta con pensar en que no hace tantos años la gente solo podía comer lo que cultivaba. Esto suponía menor cantidad de alimentos y mucho más trabajo para obtener las calorías.
Actualmente, el desarrollo de las comunicaciones y el de la industria alimenticia hacen que el acceso a la comida sea fácil y sin necesidad de grandes esfuerzos físicos.
Ante esta facilidad para obtener calorías, lo único que puede evitar que cojamos peso es que sepamos controlar lo que comemos en función de nuestro peso.
Hay una cosa que tiene que quedarle clara a todo el mundo: si coges peso es por que estás comiendo más de lo que necesitas.
No te compares con los demás porque cada persona es distinta. Tú, controla tu balanza, y si aumentan los kilos, no busques excusas de ningún tipo.
Reduce lo que comes o muévete más para quemarlo.
Ni las hormonas femeninas, ni las tiroideas, ni las tensiones emocionales, ni el stress, ni ninguna otra enfermedad, te hacen coger kilos de grasa. En todo caso te pueden alterar de alguna manera tu equilibrio interno o tu metabolismo, pero nunca serán los responsables últimos de grandes excesos de peso.
Por eso, evita el exceso de peso si aún no lo tienes controlando lo que comes y lo que pesas. Y si ves que engordas algún kilo, no lo dejes para más adelante y piérdelo enseguida.
Si te sobra ya peso, ponle remedio comiendo sano y moviéndote más. Huye de la dietas milagrosas y organiza tus menús para que te falten calorías y no nutrientes.
Pero, sobre todo, no busques excusas.