Qué es la lactosa

La lactosa es el azúcar natural de la leche.

Para digerir la leche necesitamos que una enzima, la lactasa, rompa ese azúcar en dos moléculas o azúcares más pequeños. Si esa enzima no actúa adecuadamente se produce la intolerancia a la lactosa.

Casi todos los mamíferos pierden la capacidad de digerir la leche al acabar la lactancia materna pero esto no ocurre en una gran proporción de los seres humanos. Seguramente por un proceso de adaptación al medio de nuestros antepasados.

Las personas con intolerancia a la lactosa no son capaces de digerir la lactosa por falta parcial o total de lactasa.

Como no pueden digerir la lactosa, al tomar alimentos ricos en lactosa como la leche pueden tener diarrea, flatulencia o dolor de tripa, dolor de cabeza o malestar general. Hay también personas con intolerancia a la lactosa que no presentan ningún síntoma aparente.

Tipos de intolerancia a la lactosa

1. Déficit primario congénito de lactasa

Trastorno hereditario que se desarrolla al iniciar la ingesta de leche. Hay una ausencia total de la actividad de la enzima lactasa, aunque suele ser poco frecuente.

2. Déficit primario adquirido de lactasa

Aquí hay una disminución progresiva de lactasa determinada genéticamente, al avanzar la edad. Este es el tipo de intolerancia que se desarrolla en la mayoría de la población.

3. Déficit secundario de lactasa

La deficiencia de lactasa se origina por la aparición de otras enfermedades del instestino delgado. Una vez que te recuperes de la enfermedad en sí, recuperarás la actividad enzimática de lactasa.

Características de la dieta para intolerantes a la lactosa

En el primer tipo se debe evitar la ingesta de lactosa, pues la actividad de la lactosa es nula.

Mientras que en el segundo y tercer tipo la actividad de la lactasa está disminuida por lo que se pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa.

Recomendaciones dietéticas

Dieta baja en lactosa

Distribuye los alimentos que contienen lactosa en pequeñas raciones durante las diferentes comidas del día. Esto hará que la lactosa tolerada sea mayor.

Acompaña la ingesta de leche con otros alimentos. Esto hace que al enlentecer el vaciado gástrico la lactasa tenga más tiempo para actuar en la leche.

Consume yogur si no puedes o no te gusta la leche. La cantidad de lactosa que tiene el yogur normalmente es más tolerable gracias a las bacterias lácticas que contiene, ya que la fermentación de la lactosa empieza en el mismo yogur. Esto hace que el proceso de absorción intestinal sea mucho más fácil. Además al ser más viscoso que la leche retrasa el vaciado gástrico y la acción de la lactasa es más prolongada.

Consume queso. En la fabricación del queso la mayoría de la lactosa se elimina. Cuanto más curado sea el queso menos lactosa tendrá. Los quesos procesados a los que se le añaden fermentos lácticos, como los quesos en lonchas, suelen contener más cantidad de lactosa y se toleran peor.

Dieta estricta sin lactosa

Prescindir de aquellos alimentos que contienen lactosa puede ocasionar falta de vitamina D y calcio, si no se tiene una dieta controlada que incluya a su vez otros alimentos que nos aporten estos micronutrientes.

De ahí que sea recomendable para suplir los valores de micronutrientes que necesitamos ingerir alimentos como las sardinas, salmón, chanquetes, frutos secos como las avellanas, nueces o almendras, col, espinacas, acelgas, legumbres o moluscos como las almejas, berberechos y mejillones.

La exposición al sol también es recomendable para crear vitamina D.

Para estas personas es esencial leer las etiquetas alimentarias  para evitar consumir productos con lactosa.

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