Saber si el azúcar es bueno o malo para la salud es fundamental. Su consumo ha aumentado de forma alarmante en los últimos años. Y de forma paralela han aumentado las cifras de obesidad.

Lo primero es definir qué es el azúcar ya que lo que todos conocemos como azúcar de mesa es solo un tipo de azúcar.

Decir azúcar es hablar de carbohidrato. Los carbohidratos, también llamados glúcidos, hidratos de carbono o sacáridos, son elementos principales en la alimentación. Se encuentran principalmente en azúcares, almidones y fibra. La función principal de los carbohidratos es el aporte energético.

Los carbohidratos o hidratos de carbono se agrupan en dos categorías principales:

¿El azúcar es bueno o malo para la salud?

Aprende a reconocerlo y a distinguir entre azúcares simples y azúcares complejos. El azúcar que daña nuestra salud es aquel azúcar simple que no se encuentra naturalmente en los alimentos y que el hombre añade a los productos en forma de “azúcares añadidos” (enlace)


Azúcares simples

Ente los carbohidratos o azúcares simples,  se encuentran:

La sacarosa que más utilizamos es el azúcar de mesa pero la consumimos también en muchísimos productos en los que la añaden como salsas de tomate, refrescos, bollería, pan…

La fructosa que es el azúcar de la fruta o de la miel. La fructosa se añade a muchos productos procesados en forma de jarabe de maíz, de sirope…

La lactosa que es el azúcar que da el sabor dulce a la leche.

Se llaman así porque, por decirlo de algún modo, son pequeños y fáciles de digerir por lo que se convierten muy rápido en glucosa en la sangre.

Azúcares complejos

Incluyen todos los hidratos compuestos de tres o más azúcares unidos, como el almidón. Se denominan complejos porque están formados por moléculas más grandes. Estos acaban también convertidos en glucosa por nuestro organismo pero de una forma más lenta ya que son de mayor tamaño y su digestión es más laboriosa. Estos azúcares se encuentran en los cereales, como el arroz, en el trigo del pan o la pasta, en la patata o en las legumbres.

El sistema digestivo maneja todos los carbohidratos de la misma forma: los rompe (o trata de romperlos) en moléculas de azúcar simples, ya que sólo éstos son lo suficientemente pequeños para pasar al torrente sanguíneo. También convierte la mayoría de los carbohidratos digestibles en glucosa (también conocida como azúcar en la sangre), porque las células están diseñadas para utilizar esto como una fuente de energía universal. Sin glucosa, no podemos vivir.

Pues bien, aunque la glucosa es fundamental como fuente de energía, se ha demostrado que existe una relación directa entre el consumo elevado de azúcares simples como el azúcar o sacarosa y la obesidad.

¿Cuánto azúcar debemos consumir?

Por ello la OMS recomienda a los adultos reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria. Hasta ahora se aconsejaba que el consumo de azúcares fuera menor del 10%. La recomendación de la OMS equivale a unos 20 gramos  o lo que es lo mismo 2 sobres de azúcar. Una sola lata de refresco azucarado contiene hasta 40 gramos, el doble de lo recomendado. Por eso muy importante leer las etiquetas ya que la mayor parte del azúcar que consumimos actualmente está en alimentos procesados y que no siempre consideramos dulces como: Salsa de tomate (200 ml): 2 sobres de azúcar. Tres rebanadas de pan de molde: 2 sobres de azúcar.

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