La ansiedad por la comida (food craving) se define como un deseo intenso y prolongado de consumir un determinado tipo de alimento. Ya hemos visto como nuestro cerebro, en muchas ocasiones nos demanda comer aunque realmente no lo necesitemos.

Este estado de ansiedad continua es el responsable en muchas ocasiones del fracaso a la hora de perder peso.

Para poderlo controlar, es importante que sepamos cuales son los motivos que desencadenan esta ansiedad.

La ansiedad puede aparecer por muchos motivos entre los que destacan:

  • Los cambios hormonales en la mujer (ciclo menstrual, embarazo, menopausia)
  • La escasez de alimentos por dietas restrictivas
  • Las alteraciones de nuestro humor o de nuestro estado de ánimo por el estrés, el aburrimiento, la depresión, la frustración, la ira, la impaciencia…

La ansiedad es la responsable en muchas ocasiones del fracaso a la hora de perder peso.

Las personas que tienen con frecuencia ansiedad por la comida deberían seguir las siguientes pautas para evitar en lo posible los ataques de ansiedad:

Evitar las dietas muy drásticas

Es importante adquirir hábitos alimentarios ordenados y suficientemente nutritivos que suplan al organismo de los nutrientes que necesita. Más vale comer un poquito más que quedarse con mucho hambre.

Respetar los horarios de comida

Aunque se ha demostrado que no se pierde más peso por comer más o menos veces al día, es aconsejable comer algo cada 3 horas para evitar que la señal de hambre nos llegue al cerebro y desencadene el ataque de ansiedad. Así podrás adelgazar sin pasar hambre.

Escapar de la tentación para vencer la ansiedad

En los momentos de más ansiedad y en especial si se suelen repetir en los mismos momentos del día, es aconsejable realizar tareas alternativas que nos alejan de la tentación y que nos impiden comer. Por ejemplo: salir a dar un paseo, darse una ducha, llamar a un amigo que nos esté apoyando con la pérdida de peso, ir a hacer ejercicio…

Limitar el acceso de los alimentos de riesgo

Es importante ir a la compra con el estómago lleno y llevar una lista con lo que nos hace falta. Evitemos en lo posible las partes de los supermercados en las que venden los productos que más nos tientan. Y sobre todo no acumules en casa productos que nos gustan pero que no nos convienen.

Si salimos a tomar algo, evitemos los locales con demasiadas tentaciones e intentemos elegir establecimientos con alternativas saludables.

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