Reducir la sal en tu dieta es fundamental para tu salud.

La Organización Mundial de la Salud recomienda no consumir más de 5 g/día de sal (equivalente a una cucharadita de café).Y para los niños se recomienda reducir esta cantidad a no más de 2 g al día. Sin embargo, en España se consume 9,8 g/día de sal, casi el doble de lo recomendado. El 88 % de la población consume más sal de la recomendada.

La cantidad de sal añadida de forma consciente en las preparaciones caseras suele ser baja si la comparamos con la que ingerimos a través de los alimentos procesados. No basta con quitar el salero de la mesa. Gran parte de la sal que tomamos viene añadida u oculta en alimentos que consumimos.

Según un estudio realizado por la OCU el 70-75 % de la sal consumida procede de alimentos procesados y consumidos fuera del hogar, lo que se conoce como sal oculta de los alimentos.

¿En qué alimentos podemos encontrar esta sal oculta?

El Plan de reducción del consumo de sal muestra que especialmente la encontramos en alimentos procesados como los embutidos, pan y panes especiales, quesos y platos preparados.

Aunque también podemos encontrarla en otros muchos alimentos procesados como los cereales de desayuno, salsas, conservas, bollería, pescados ahumados, aperitivos salados…

Por ello, si compras alimentos envasados, no olvides leer la etiqueta. La cantidad de sal viene indicada como sodio ( Na) o como sal.

Recuerda que un niño no debe sobrepasar al día los 2 g de sal, lo que equivale a unos 0.8 g de sodio (Na)

¿Cómo identificamos el contenido de sal en las etiquetas?

Es fundamental leer la etiqueta del alimento que compramos para saber si es rico en sal o no.

El Plan cuídate + del Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad indica que:

  • Un alimento con mucha sal es el que lleva al menos 1.25 g de sal por cada 100 g de alimento. Por el contrario, nos estará aportando poca sal si por cada 100 g de alimento lleva 0.25 g de sal o menos.
  • A veces, para liar más las cosas, la cantidad de sal puede venir indicada en las etiquetas como sodio o Na. Éste no debe sobrepasar al día los 2 g o lo que es lo mismo los 5 g de sal.

Recuerda que 2 g de Na equivalen a 5 g de sal.

Si en las etiquetas vemos sodio o Na podemos calcular el contenido de sal que nos aporta multiplicando los gramos de sodio x 2.5

Cómo reducir la sal en tu dieta

Para valorar el contenido de sal de los productos que compramos debemos saber lo que significan las distintas alegaciones o frases que vemos en algunos envases:

BAJO CONTENIDO DE SODIO/SAL

No más de 0,12 g de sodio (Na) o 0,3 g de sal por 100 g o por 100 ml.

MUY BAJO CONTENIDO DE SODIO/SAL

No más de 0,04 g de sodio (Na) o 0,1 g de sal por 100 g o por 100 ml.

SIN SODIO O SIN SAL AÑADIDOS:

Cuando no se ha añadido al producto sodio o sal, ni ingrediente alguno con sodio o sal añadidos, y siempre que el producto no contenga más de 0,12 g de sodio o 0,3 de sal por 100 g o por 100 mL.

CONTENIDO REDUCIDO DE SODIO/SAL

Reducción del 25% en comparación con el producto original.

Cómo afecta a tu salud el consumo aumentado de sal 

Es ya conocido que no limitar el consumo de sal aumenta el riesgo de padecer enfermedades como la hipertensión arterial (tensión alta) , accidentes cerebrovasculares y problemas cardíacos, entre otras. Prevenirlo sería tan fácil como controlar la cantidad de sal que consumimos cada día.

¿Qué hacen las autoridades al respecto?

Es cierto que se están haciendo campañas para la reducción de sal en los alimentos procesados, pero esto no basta.

Hay que intentar que además, los fabricantes moderen la cantidad de sal que añaden a sus productos. Esta se utiliza como ingrediente alimentario, como conservante, en panadería, para realzar sabores, para el curado de la carne, y aunque en algunos alimentos quizás sea imposible reducir el contenido de sal, en otros muchos seguramente sea posible que estos aporten un menor contenido en sodio.

¿Qué podemos hacer como consumidores?

Principalmente, como consumidores, debemos reducir el consumo de alimentos procesados y aumentar el consumo de aquellos productos frescos elaborados en casa.

Evitar los alimentos ya precocinados.

Leer las etiquetas y decidir si llevarnos ese producto o no. En el caso de que te aporte mucha sal, reduce su uso o evítalo. Si no puedes sustituirlo, también puedes utilizar otra marca que te aporte menos sal.

Limitar el uso del salero en la cocina. Utiliza especias, hierbas aromáticas, limón, vinagre… De esta manera potencias el sabor sin necesidad de salar tanto.

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