Sé lo importante que es la motivación para hacer las cosas bien y para cuidar nuestra salud. Por eso me ha parecido interesante tratar este tema, comer conscientemente, sin ansiedad, porque es uno de los que más os preocupa. 

Comentáis con frecuencia que sabéis que os tenéis que cuidar, que tenéis las ideas claras de cómo tenéis que hacerlo, pero que no conseguís resultados porque vuestras emociones y vuestro cerebro os lo impiden.

Las prisas, la falta de voluntad, el stress, los problemas o las preocupaciones nos pasan factura a menudo haciéndonos comer mal y/o encerrándonos en casa y en nosotros mismos. Y es que la mente nos puede jugar malas pasadas.

Es importante saberlo e intentar recuperar la confianza en nosotros mismos. Por eso he invitado a Carla Sánchez a participar en el blog con este artículo para aprender a comer de forma consciente.  Ella es experta en bienestar y mindfulness, y cofundadora de The Holístic Concept. Hoy nos va a explicar cómo algunos gestos sencillos nos van a servir para cuidarnos, para sentirnos mejor y para controlar nuestro apetito.

Estoy segura de que os será de gran ayuda.

Alimentación Consciente

Todos estamos familiarizados con el estrés. Las cosas más cotidianas del día a día a veces se complican y volviéndose una carga, por ejemplo, haber discutido con un amigo, tener demasiada exigencia en el trabajo, o que la lista de temas pendientes nunca se acabe.

Además, los contratiempos tienden a juntarse. Cuando todo sucede a la vez, los hábitos pueden verse afectados, en especial nuestra forma de comer. Y es que existe una conexión directa entre estrés y apetito, pero esa conexión no es la misma para todos, cada uno de nosotros lo vive y lo manifiesta de un modo diferente.

Hambre y Estrés

Cuando están bajo presión, algunas personas ignoran las señales de hambre y se olvidan o dejan de comer durante períodos largos. A veces son más horas de lo normal, se saltan alguna comida, y otras veces pierden el apetito por completo y no comen por varios días.

Emociones como la tristeza o la preocupación constantes pueden tener este efecto en el apetito. “Aquellos que dejan de comer están tan concentrados en su estrés que no escuchan las señales de hambre de su cuerpo.”

Sin embargo, también se da el extremo opuesto. El estrés convierte a algunas personas en comedores compulsivos o “emocionales”. Cuando están en momentos de crisis, estos individuos comen sin hambre y sin detenerse a pensar en lo que están haciendo.  “Aquellos que comen en exceso y sin control intentan distraerse de sus emociones a través de la comida.”

Me gustaría puntualizar que no pasa nada si puntualmente nos sentimos así alguna vez. Es totalmente humano olvidarte de comer si has perdido a un ser querido, o atiborrarte de chocolate sin darte ni cuenta cuando estás sobrepasado por una situación. El problema aparece cuando esas conductas se vuelven un patrón habitual.

Una manera muy efectiva de mejorar la relación entre estrés y comer es aprender a ser conscientes de los factores que desencadenan esos impulsos. A esto lo llamamos alimentación consciente o Mindful Eating.

Qué es Mindful Eating o alimentación consciente

El concepto Mindfulness se ha vuelto muy popular en los últimos años. Se trata de concentrarse en el momento presente mientras reconocemos y aceptamos con calma los sentimientos que aparecen, nuestros pensamientos y las sensaciones corporales.

Estos principios también se aplican a la alimentación.

Ponerlo en práctica es más sencillo de lo que crees. Hay una serie de pasos básicos que puedes aplicar en todas las comidas del día y que te harán descubrir una nueva forma de relacionarte con los alimentos, con tu cuerpo y tus emociones haciendo del acto de comer un hábito consciente, placentero y controlado.

Paso 1: Hacer la compra para una alimentación consciente

Una alimentación saludable empieza por una compra consciente. Lo que pongas en el carrito será lo que llegue a tu plato y marcará la diferencia.

Aquí van algunos consejos para hacer una compra rica y sana:

  • Prepara una lista pensando en los menús que vas a elaborar.
  • ¡Nunca vayas al súper con hambre!
  • Intenta que el 80% de los productos sean frescos.
  • Reserva espacio para un capricho “sano”: fruta de temporada, chocolate negro o un buen café.

Paso 2: El ritual de poner la mesa

Prestar atención a cómo pones la mesa es todo un ejercicio de Mindful Eating.

  • Dedica al menos 5 minutos a crear el entorno ideal para alimentarte bien.
  • Prepara la mesa cuidadosamente, el mantel que eliges, el color de la servilleta o cómo colocas los cubiertos influyen en tu percepción de ese momento.
  • Ser consciente de esos detalles te ayudará a crear un mini ritual en torno a la comida, a comer con serenidad y a disfrutar más de la experiencia de cuidarte.

Paso 3: Mastica más

Masticar bien es la primera fase de la digestión, favorece la absorción de los nutrientes y también es una oportunidad para tener un momento Mindful Eating. Puede parecer aburrido, pero merece una oportunidad:

  • Deja las prisas a un lado, esto es tiempo para ti.
  • Nada de ver la tele o leer mientras comes; distracciones fuera.
  • Que cada bocado sea pequeño, larga la comida.
  • Mastica al menos 20 veces, ¡paciencia!
  • Centra tu mente en lo que estás haciendo.
  • Disfruta y saborea la comida como se merece.

Paso 4: Practica la gratitud

¿Has pensado alguna vez que comer es mucho más que comer?

Los alimentos nos nutren y también aportan satisfacción psicológica.

No des por hecho que tener la nevera llena es lo normal, cultiva la gratitud cada vez que te alimentes y dale valor a lo que comes.

Puedes agradecer…

  • A la tierra por sus frutos.
  • A los agricultores que la cultivan.
  • A los animales de los que te alimentas.
  • A las personas que hacen posible que tu comida llegue a casa.

Por último, no es ningún secreto que llevar una alimentación rica y variada es fundamental para que el organismo esté fuerte durante todo el año, preparado para cada cambio de estación y protegido ante la constante amenaza de virus y bacterias.

Poner en práctica estos consejos, crear entornos agradables para comer y hacerlo con calma hará que disfrutes mucho más de lo que comes.

¡Buen provecho!

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