Esta receta casera de focaccia es facil de hacer y está exquisita. La focaccia es un tipo de pan más crujiente que el habitual que se come y se cocina mucho en italia. Está muy rico como acompañamiento de cualquier plato. También se puede comer como una variante de la pizza si le añadimos por encima algunas verduras.

Yo hoy os explico una de las versiones más clásicas de la focaccia. Aunque estés perdiendo peso, no debes renunciar a alimento sanos y elaborados por ti. Solo necesitas controlar cómo están hechos y decidir así cuanto puedes comer.

Calcula que unos 100 gr de esta focaccia te aportan unas 300 kcal. Es un poco más calórica que unos 100 gr de pan porque lleva aceite de oliva. Pero, a diferencia de otras masas o pizzas precocinadas, aquí controlas tú los ingredientes y por lo tanto la calidad de lo que comes.

Ya os he dado anteriormente otras recetas como la del roscón de reyes en la que la base de la receta es una buena masa. En esta receta casera de focaccia, la base es también hacer una buena masa. Pero no te asustes, porque es super fácil si sigues cada paso como lo explico. A mi me encanta amasar porque me relaja. Espero que a ti también acabe enganchándote el amasar después de leer esta receta.

Ingredientes para la focaccia casera

  • 470 gr de harina de fuerza
  • 380 cc de agua templada
  • 15 gr de levadura fresca
  • Una cucharadita de sal
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 2 ramitas de romero fresco
  • Sal gorda en escamas

Elaboración de la receta

  • Disuelve la levadura en el agua templada*.
  • Echa una cucharada de aceite de oliva virgen extra y la sal y posteriormente la harina tamizándola para separarla bien y que la levadura actúe mejor.
  • Amasa toda la mezcla con la ayuda de una cuchara de palo hasta conseguir una masa uniforme en la que ya no se distingue la harina.
  • Deja reposar** la masa durante unos 20 minutos en el mismo recipiente que has usado, tapado con papel film.
  • Pasados estos 20 minutos, moja tus dedos en un bol con agua y ve doblando la masa como si doblaras las 4 esquinas de un sobre. Siempre con suavidad***.
  • Vuelve a dejar 20 minutos en reposo la masa con el recipiente tapado y vuelve a trabajar la masa doblándola como si fuera un sobre.

Horneado de la focaccia

  • Pasado este tiempo pon un papel vegetal o de silicona sobre la bandeja del horno y úntala bien con aceite de oliva virgen extra para que la focaccia quede crujiente.
  • Extiende con suavidad la masa en la bandeja extendiéndola con cuidado con la yema de los dedos. Deja la marca de la yema de tus dedos en la masa, pero sin romperla.
  • Cuando hayas extendido la masa hasta que ocupe toda la bandeja, pon por encima romero fresco y escamas de sal gorda. Si quieres le puedes añadir también tomate seco, aceitunas en rodajas…Lo que más te guste. Deja reposar otros 30 minutos.
  • Precalienta el horno a 250ºC (calor solo abajo) durante 10 minutos.
  • Mientras, en un vaso echa una cucharada de aceite de oliva virgen extra y una de agua y remueve hasta que se mezclen bien.
  • Vierte con la ayuda de una cuchara, esta mezcla sobre toda la masa y mete al horno la focaccia bajando la temperatura a 230ºC y con calor arriba y abajo.
  • Hornea durante 20 o 25 minutos o hasta que quede a tu gusto.

Por qué es importante *disolver la levadura en agua templada

El agua no tiene que estar muy caliente para no matar a los “hongos” de la levadura. Tampoco debe estar muy fría para que las levaduras se “activen”. No te olvides que la levadura está formada por microorganismos vivos a los que tienes que “mimar” si quieres que actúen sobre la harina.

Por qué es necesario el **reposo

El reposo al hacer las masas es muy importante ya que es el tiempo que necesitan los microorganismos de la levadura para “comerse” los azúcares de la harina. Al “digerir” estos azúcares eliminan gases que son los que hacen que la masa aumente de tamaño.

Por qué hay que amasar con ***suavidad

La masa hay que manejarla con suavidad para no romper la elasticidad que le da el gluten. Al irla doblando suavemente, dejamos que la masa se airee y que así las levaduras puedan seguir vivas y “comiendo” los azúcares de la masa. La levadura al digerir el azúcar va acabando el oxígeno y deja de actuar. Por eso dejamos la masa reposar varias veces tras haberla “aireado” doblándola sobre si misma.

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