Las causas que han hecho que la obesidad infantil crezca de forma alarmante en los últimos años son múltiples y solo ocupándonos de todas y cada una de ellas podremos frenar este aumento incesante de niños con sobrepeso.

No olvidemos que un niño con sobrepeso tiene más riesgo de tener también sobrepeso en la edad adulta y de padecer enfermedades hasta ahora muy raras en niños como diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares o deformidades óseas.

Nuestra responsabilidad como adultos y como padres es preservar la salud de nuestros menores y para ello hace falta responsabilidad e información para saber como hacerlo.

Las causas principales de la obesidad infantil son las siguientes:

Entorno en el que vive el niño

Si el niño crece rodeado de locales de comida rápida, publicidad de refrescos o productos “aparentemente” beneficiosos para la salud, supermercados llenos de “tentaciones” y su nevera y su despensa llena de alimentos superfluos, es normal que considere natural consumir de forma habitual productos que no aportan casi nutrientes y si muchas calorías. El consumo de refrescos y de zumos o batidos con azúcar en los niños ha aumentado en los últimos 20 años un 300%. Hay estudios que aseguran que los niños que consumen una lata de refresco al día tienen  60% más de probabilidad de desarrollar obesidad.

De muchos de estos aspectos ya se están ocupando muchas organizaciones internacionales y nacionales, pero de la nevera, la despensa y los menús de tu familia te tienes que ocupar tú.

Falta de actividad física

Muchos niños pasan más tiempo viendo la televisión o entretenidos con el ordenador que jugando a juegos que requieren moverse más como el futbol, el escondite, el “pilla-pilla”, saltar a la comba…y otras muchas actividades con las que los niños se entretenían antes.

Además, los niños pasan mucho tiempo en el colegio o en el instituto dónde no siempre se reserva suficiente tiempo para el deporte.

Todo esto ha hecho que el estilo de vida de los niños actualmente sea más sedentario. Además, no se les inculca adecuadamente desde la infancia la importancia que tiene el deporte para su salud física y mental. Quizás porque los mismos padres carecen de at información y de buenos hábitos deportivos.

Herencia genética

Los niños de padres obesos tienen más probabilidad de padecer obesidad. Se estima que la genética puede contribuir hasta en un 30% al desarrollo de la obesidad.

Aun así, los genes por sí solos no son nunca los responsables de que un niño desarrolle obesidad. Por ello es especialmente importante que los padres inculquen a sus hijos hábitos de vida saludables, y especialmente si en la familia hay gente afectada de obesidad.

Hábitos alimentarios paternos o familiares

En las últimas décadas ha variado mucho la forma de comer en las casas. Actualmente se consumen muchas más calorías y muchos menos nutrientes que hace años.

Se cocina menos de lo que se cocinaba y se compran más productos preconizados. Han aumentado también las raciones de los platos y hoy consideramos como normales cantidades que exceden en mucho las necesidades de un niño.

Estado socioeconómico

Los niños y los adolescentes que proceden de ambientes más desfavorecidos tienen más riesgo de acabar siendo obesos.

Estos jóvenes no siempre pueden acceder a actividades extraescolares que promuevan el ejercicio físico. Además, la escasez de medios económicos hace que se consuman con más frecuencia alimentos elaborados que al ser más económicos son de peor calidad y más calóricos.

Es cierto que se puede llevar una alimentación sana sin necesidad degastar más, pero eso supone un nivel de educación nutricional que no siempre los padres tienen.

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