Una dieta infantil sana, es una misión casi imposible en estos días.

Nuestros hábitos dietéticos han cambiado tanto en los último 50 años, que la mayoría de la población ni siquiera sabe como es la dieta infantil sana.

Aún así, usando el sentido común, todos sabemos que un niño debe comer un poco de todo. En porciones razonables según su tamaño, y que no le deben faltar sus buenas raciones diarias de fruta y verdura.

Si no tienes muy claro cuanto y cómo debe comer un niño, te recomiendo que visites mi post sobre la dieta infantil sana.

Pero una vez que tenemos claro cómo deben comer nuestros hijos, nos enfrentamos como padres a la cruda realidad.

Vivimos en una sociedad en donde la oferta de productos alimenticios, que no alimentos, para niños es casi infinita.

Por mucho que nos empeñemos en que nuestros hijos coman de forma sana y equilibrada, competimos con infinidad de productos hechos para que nuestros hijos los adoren y nos vuelvan locos para que se los compremos.

Por supuesto que está en nuestras manos que se los compremos o no, pero solo una determinación férrea es capaz de competir con la obstinación de un niño.

Es evidente que una dieta infantil sana se basa en lo que nuestros hijos comen habitualmente y no en el consumo de caprichos ocasionales.

Pero, ¿qué entendemos por ocasional?. ¿Un capricho una vez por semana?. ¿Dos veces al mes?. Y es que en algunos casos lo más importante no es la frecuencia, sino cómo vas educando el paladar de tu hijo para que cuando pueda comer lo que quiera, elija saludablemente.

Y ahí, los padres lo podemos tener muy difícil si no nos ponemos firmes con la alimentación de nuestros hijos.

Exceso de azúcar en la dieta infantil

Cada vez es más difícil que no consuman más azúcar de la que se recomienda diariamente, es decir que no consuman más de 3 o 4 cucharadas soperas de azúcar al día (unos 30 a 40 gramos). Simplemente con que tu hijo tome la leche con caco, el yogur con azúcar y te convenza para tomar de tentempié algo dulce, ya estas sobrepasando la cantidad de azúcar recomendada. Y eso sin contar el azúcar, añadido, que no sospechas que existe en muchos alimentos. Un terrón de azúcar pesa unos 4 gramos y en la página Sinazucar.org puedes ver con fotos el azúcar presente en muchos productos.

Por supuesto que muchos padres consiguen que sus hijos desayunen pan con aceite o con algo de proteína y que merienden bocadillos y/o fruta. Pero, no nos engañemos, no son la mayoría.

Exceso de sal en la dieta infantil

Al igual que el azúcar, el consumo de sal debe limitarse al máximo en la dieta infantil sana. La OMS recomienda que los niños consuman menos de una cucharadita de té al día de sal, es decir menos de 5 gr diarios (equivalente a menos de 2 gr de sodio).

Teniendo en cuenta que muchos alimentos ya llevan sodio entre sus nutrientes, sería bueno que no se salara casi las comidas en las casas en general y más si hay niños. Pero, es que independientemente de lo mucho que ajustemos la sal que usamos, resulta que la mayoría de los alimentos precocinados, fiambres o de la comida que dan a los niños en los restaurantes, tiene más sal de la recomendada.

Y ya, si al niño le damos de vez en cuando un aperitivo con patatas fritas, ganchillos o similar, su consumo puede dispararse.

Con presentaciones divertidas y creativas tus hijos aprenderán a comer de todo

Poca cantidad de verdura y/o fruta en la  dieta infantil

Si hay algo que no debe faltar en la dieta de un niño son sus raciones (en plural) diarias de fruta y verdura. Lo ideal sería que la verdura no faltara en ninguna de sus comidas, ya sea como plato principal, como acompañamiento o en forma de salsa o puré. Un niño que no toma verdura habitualmente no está bien alimentado.

Si nos preocupa la salud de nuestros hijos, debemos hacer que coman verdura les guste o no les guste. No se trata de obligarles a comer tapándoles la nariz, pero se trata de que al menos la prueben y de que entiendan que la alimentación es una disciplina tan importante como la educación. Cada día se les debe ofrecer una alternativa vegetal que deben probar si o si. Poco a poco iremos educando su paladar y acabarán comiéndolas sin problema.

Está claro que ante la negativa de comer un plato de verdura, no debemos variar el menú. El niño comerá menos pero entenderá que si quiere quitarse el hambre debe comer lo que se le ofrece y no lo que le apetece. Mi consejo es que una vez que haya probado la verdura sigamos con el resto de los alimentos.

Con la fruta ocurre lo mismo aunque suele ser menos frecuente que los niños no quieran probarla.

La única ayuda que tienen los padres para que sus hijos coman bien es la que les proporciona el pediatra y el apoyo que puedan tener en su centro escolar. Sería necesaria más información para que muchos padres se convencieran de la importancia de que sus hijos coman verdura y fruta, independientemente del peso.

Por supuesto que para que tu hijo coma fruta es indispensable que tú también la comas. Los niños hacen lo que ven y no lo que oyen.

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