En octubre de 2016, la revista WomensHealth publicaron el artículo “Fodmaps: alimentos sospechosos (no) habituales”. Os lo transcribimos, y al final de este post podéis ver las imágenes de la revista impresa

Admitámoslo, el gluten free ha trascendido los límites de la recomendación médica y ha pasado a formar parte del universo de las tendencias nutricionales. No en vano España se ha convertido en el tercer productor mundial de productos libres de la temida proteína (solo nos superan EE.UU. y Brasil), lo que se traduce en que hemos aumentado su producción en un 1.500%. Empresas como el grupo Dia han multiplicado por tres las ventas online de todo lo que porte una etiqueta en la que se lea ‘libre de gluten’ en tan solo dos años. ¿Pero acaso esas cifras se corresponden con una avalancha de diagnósticos de celiaquía? Pues, la realidad es que no. Y lo peor aún está por llegar…

“Hay mucha gente que proclama las bondades de la dieta sin gluten y este mensaje ha calado en la población, convirtiéndose para muchos en algo imprescindible”, dice la doctora Paloma Gil, especialista en Nutrición y Endocrinología. Que haya trastornos infradiagnosticados, como la celiaquía (se calcula que en España hay 400.000 celíacos que aún no saben que lo son), la alergia al trigo (no es la más común, pero existe) y la intolerancia al gluten no celíaca (la última en incorporarse a la lista) sirve de justificación para que la gente que adora autodiagnosticarse y las mentes pensantes del marketing se coloquen en la parrilla de salida de la carrera por desterrar el trigo y sus hermanos de sus menús y convertirse, de paso, en la pesadilla de los amigos al comer fuera de casa. A su favor se encuentra que su decisión, aparte de tener repercusiones económicas (un celíaco, además de estar realmente enfermo, se gasta 1.120 euros más por llenar una cesta de la compra que no ponga en peligro su salud), no presenta graves problemas para su salud. Pero desde EE.UU., donde nacen todas las modas dietéticas locas, advierten: es posible que esas personas que se automedican con una dieta libre de gluten se estén equivocando y que la desaparición de sus gases, dolores intestinales y molestias en el bajo vientre no se deba a haberse olvidado de a qué sabe el pan, sino a que al abstenerse del gluten también se despidieron de un pequeño porcentaje de otros componentes ocultos en nuestra dieta. Atenta al nuevo concepto de moda: los Fodmaps.

El artículo ya no se encuentra disponible en la revista Women´sHealth
Si te ha resultado interesante tenemos mucho contenido en mi blog “Alergias e intolerancias” en la alimentación. Haz click aquí

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